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*La hipersalinidad vuelve al Mar Menor y consigue frenar al parásito que mata a la nacra
  • Esta característica única de la laguna recupera su punto óptimo y protege a esta especie gravemente amenazada de infecciones



La nacra es una especie tan singular como amenazada y, a simple vista, parece un mejillón gigante. Este molusco, endémico del Mar Mediterráneo, que está en peligro crítico, sobrevive en la laguna gracias a una de las características que la hacen más especial: su hipersalinidad.

Esta cualidad se ha visto comprometida en los últimos años por las diferentes amenazas que ha tenido que enfrentar y que han puesto en peligro su ecosistema, llevándola a perder gran parte de su biodiversidad. Ahora, la salinidad se instala en los 45 gramos por litro y recupera valores anteriores a la DANA de 2019, según se recoge en el último informe de monitorización que elabora el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental.

La principal causa de desaparición de la nacra es el parásito Haplosporidium pinnae, que ataca su sistema digestivo provocándole la muerte. «El problema que ha tenido la nacra en el Mediterráneo es que un protozoo la ha infectado y ha acabado con el 99,9% de la población. Ese protozoo funciona muy bien dentro de un rango de salinidades muy estrecho», explica a La Opinión Emilio Cortés, director técnico y conservador del Acuario de la Universidad de Murcia (UMU).

«La salinidad vuelve a estar en el punto óptimo del Mar Menor y la nacra está a salvo de las infecciones», apunta el científico.

Llegar a este equilibrio, sin embargo, no ha sido fácil ya que la laguna ha encontrado muchas trabas para ir acercándose, poco a poco, a los niveles propios de un entorno oligotrófico, es decir, un ambiente que ofrece niveles muy bajos de nutrientes. «El problema es que en estos últimos años la salinidad ha tenido complicado recuperarse porque ha entrado mucha agua. Por el acuífero subterráneo; por las DANA y luego también por todo lo que ha ido descargando el acuífero, que está muy cargado. Ha costado mucho que se recupere. Entonces esa recuperación es idónea para la nacra. Para la nacra y para todo. Para el Mar Menor es una recuperación positiva», puntualiza Cortés.

A pesar de las buenas noticias, este bivalvo, que puede alcanzar hasta un metro de longitud, sigue enfrentando desafíos. «Existen determinadas zonas donde no se puede fondear, y todavía hay navegantes que llegan y fondean su barco para bañarse en las áreas donde están las nacras», concreta el biólogo, que añade: «Es como si le estuvieran tirando un ancla encima a un lince. Cada nacra es un tesoro».

De esta forma, Cortés hace alusión a la difícil situación en la que se encuentra la especie, que se ve mermada «cada año en un 15% debido a los fondeos en la laguna», subraya.

Gracias a la mejora de sus condiciones ecológicas, el Mar Menor se ha convertido en un importante refugio para la nacra, pero lo podría haber sido más. «Lo mismo que pasó en el Mediterráneo con el parásito, pasó en el Mar Menor debido a la crisis de eutrofización. Si esto no hubiera ocurrido, yo creo que la laguna habría sido la reserva de occidente de nacras. Y se podría haber trabajado en temas de investigación con mucha más intensidad», aclara el experto, que es responsable de importantes proyectos de conservación en el acuario de la UMU.

FUENTE. LA OPINIÓN DE MURCIA

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